Al mirar la luna tuvo una visión: un enorme dragón apareció y se robó la luna, dejándolo todo en penumbra...
Cuando reaccionó, se dio cuenta que había ningún dragón y que la luna de plata seguía en lo alto colgada.
Sólo una nube ha sido, algo sin importancia... nada hay que le arrebate a la luna su hermosura; absolutamente nada...
Pero si algo existiese que con su simple existencia enturbiara a la luna, su espada estaba presta a salir de la vaina...
Adiós al enemigo diría, y seguiría comtemplando a la luna envuelto en una lluvia escarlata...
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