Las hojas llevaban varios días regadas en la mesa; extrañaban ya el ajetreo típico de las noches, el ir y venir constante de la pluma sobre ellas…
El viejo y maltratado cuaderno viajero reposaba inerte al lado de las hojas. Dormitaba como siempre que estaba de vuelta a la quietud de la mesa. Las hojas normalmente no se atrevían a molestarlo, pero ese día necesitaban algunas respuestas…
La pluma, una de tantas que solían reposar en el escritorio y que acostumbraban pasear con soltura y ligereza sobre las hojas, estaba tirada, inmóvil. Una hoja al fin se acercó al viajero y suavemente lo movió para despertarlo. El cuaderno despertó con un gran bostezo y luego preguntó:
- ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué me despiertan?
- Es que…– dijo tímidamente una hoja – Sr., nosotras… nosotras queríamos preguntarle si sabe qué le pasa a la pluma… es que lleva días enteros ahí tirada, sin moverse para nada.
- Tal vez – dijo otra hoja – está enferma.
- Mmm… ¡Tú, dime! – gritó el cuaderno a un lápiz que observaba entretenido - ¿Es posible que esa pluma esté enferma?
El lápiz se acercó a la pluma y la observó con cautela.
- Pues su núcleo está a la mitad, lo que quiere decir que aún vive; pero se ve muy pálida
- Entonces – musitaron las hojas – sí está enferma.
- Yo no diría eso – respondió el lápiz – más bien creo que está deprimida.
Todas las hojas voltearon a ver al cuaderno…
- Ya me lo suponía…– dijo el cuaderno – mis compañeras de viaje padecen del mismo mal… últimamente no han escrito nada.
Las hojas se miraron unas a otras, llenas de angustia y todas gritaron al unísono:
- ¡¿Podemos hacer algo por ella?!
- Mucho me temo que no – dijo el cuaderno solemne – el problema, sino me equivoco, proviene de otro lugar.
- ¿De dónde? – quisieron saber las hojas - ¿De dónde proviene?
El lápiz se alejó de la pluma y se acercó a las hojas.
- El problema – dijo el lápiz – proviene de aquella persona que le da alegría y vitalidad a la pluma… esa persona por ahora tiene un bloqueo mental.
Las hojas se miraron estupefactas y luego quedaron en silencio… simplemente no había nada que hacer, solamente les quedaba esperar…
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