Marchaba por la galería hacia aquella comarca, hacia aquel resquicio que perennemente le alteraba. Sí, se turbaba porque siempre pecaba de ignorancia acerca de lo que lograría toparse, nunca acertaba si yacería él ahí o no… al fin alcanzó el vano y lo traspuso con sosiego, a la postre no valía lo que sobreviniera…
Transitó un instante y acullá lo oteó… su morfología no mudó, no había afán en sus palmas, su núcleo no aleteaba atrozmente, no había frenesí… meramente nada acaecía. Lo escudriñó detenidamente y recapacitó: algo había trocado, tal vez él había mutado o probablemente ella había evolucionado… él era una utopía, un desvarío, algo precario que se había evaporado raudo… tan aparente como un espectro y tan evidente como un hircocervo… sencillamente todo se había extinguido, se había sumergido…
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