20080430

Sólo no digas adiós...

La soledad, esa compañera incierta, furtiva, incesante, eterna e invisible que siempre acecha agasapada mientras uno la olvida. Espera paciente y por fin ataca... sí, ataca cuando menos la esperas por que has hayado una manera de evadirla, de fugarte de su manto; pero aún así te encuentra de nuevo y parece llegar y arrancarte ese remanso de compañía fugaz y efímera...

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